La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca
Jornada primera
Escena VII
CLOTALDO
¿Podréte hablar?
BASILIO
¡Oh Clotaldo,
tú seas muy bien venido!
CLOTALDO
Aunque viniendo a tus pla[n]tas
es fuerza el haberlo sido,
esta vez rompe, señor,
el hado triste y esquivo,
el privilegio a la ley,
y a la costumbre el estilo.
BASILIO
¿Qué tienes?
CLOTALDO
Una desdicha,
señor, que me ha sucedido,
cuando pudiera tenerla
por el mayor regocijo.
BASILIO
Prosigue.
CLOTALDO
Este bello joven,
osado o inadvertido,
entró en la torre, señor,
adonde al Príncipe ha visto,
y es...
BASILIO
No te aflijas, Clotaldo.
Si otro día hubiera sido,
confieso que lo sintiera;
pero ya el secreto he dicho,
y no importa que él lo sepa,
supuesto que yo lo digo.
Vedme después porque tengo
muchas cosas que advertiros,
y muchas que hagáis por mí;
que habéis de ser, os aviso,
instrumento del mayor
suceso que el mundo ha visto;
y a esos presos, porque al fin
no presumáis que castigo
descuidos vuestros, perdono. (Vase.)
CLOTALDO
¡Vivas, gran señor, mil siglos!