La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca

Jornada primera

Escena VIII

CLOTALDO (Aparte.

Mejoró el cielo la suerte.

Ya no diré que es mi hijo,

pues que lo puedo excusar.)

Extranjeros peregrinos,

libres estáis.

ROSAURA

Tus pies beso

mil veces.

CLARÍN

Y yo los viso,

que una letra más o menos

no reparan dos amigos.

ROSAURA

La vida, señor, me has dado;

y pues a tu cuenta vivo,

eternamente seré

esclavo tuyo.

CLOTALDO

No ha sido

vida la que yo te he dado,

porque un hombre bien nacido,

si está agraviado, no vive;

y supuesto que has venido

a vengarte de un agravio,

según tú propio me has dicho,

no te he dado vida yo,

porque tú no la has traído;

que vida infame no es vida.

ROSAURA (Aparte.

Bien con aquesto le animo.)

Confieso que no la tengo,

aunque de ti la recibo;

pero yo con la venganza

dejaré mi honor tan limpio,

que pueda mi vida luego,

atropellando peligros,

parecer dádiva tuya.

CLOTALDO

Toma el acero bruñido

que trujiste; que yo sé

que él baste, en sangre teñido

de tu enemigo, a vengarte;

porque acero que fue mío

(digo este instante, este rato

que en mi poder le he tenido)

sabrá vengarte.

ROSAURA

En tu nombre

segunda vez me le ciño,

y en él juro mi venganza,

aunque fuese mi enemigo

más poderoso.

CLOTALDO

¿Eslo mucho?

ROSAURA

Tanto que no te lo digo;

no porque de tu prudencia

mayores cosas no fío,

sino porque no se vuelva

contra mí el favor que admiro

en tu piedad.

CLOTALDO

Antes fuera

ganarme a mí con decirlo;

pues fuera cerrarme el paso

de ayudar a tu enemigo.

ROSAURA (Aparte.

¡Oh, si supiera quién es!)

Porque no pienses que estimo

tan poco esa confianza,

sabe que el contrario ha sido

no menos que Astolfo, duque

de Moscovia.

CLOTALDO (Aparte.

Mal resisto

el dolor, porque es más grave

que fue imaginado, visto.)

Apuremos más el caso.

Si moscovita has nacido,

el que es natural señor

mal agraviarte ha podido.

Vuélvete a tu patria, pues,

y deja el ardiente brío

que te despeña.

ROSAURA

Yo sé

que, aunque mi príncipe ha sido,

pudo agraviarme.

CLOTALDO

No pudo,

aunque pusiera, atrevido,

la mano en tu rostro.

ROSAURA (Aparte.

¡Ay cielos!)

Mayor fue el agravio mío.

CLOTALDO

Dilo ya, pues que no puedes

decir más que yo imagino.

ROSAURA

Sí dijera; mas no sé

con qué respeto te miro,

con qué afecto te venero,

con que estimación te asisto,

que no me atrevo a decirte

que es este exterior vestido

enigma, pues no es de quien

parece. Juzga advertido,

si no soy lo que parezco,

y Astolfo a casarse vino

con Estrella, si podrá

agraviarme. Harto te he dicho.

(Vanse ROSAURA y CLARÍN.)

CLOTALDO

¡Escucha, aguarda, detente!

¿Qué confuso laberinto

es éste, donde no puede

hallar la razón el hilo?

Mi honor es el agraviado,

poderoso el enemigo,

yo vasallo, ella mujer.

Descubra el cielo camino;

aunque no sé si podrá,

cuando en tan confuso abismo

es todo el cielo un presagio,

y es todo el mundo un prodigio.