La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca

Jornada segunda

Escena II

CLARÍN (Aparte.)

A costa de cuatro palos

que el llegar aquí me cuesta

de un alabardero rubio

que barbó de su librea,

tengo que ver cuanto pasa;

que no hay ventana más cierta

que aquella que, sin rogar

a un ministro de boletas,

un hombre se trae consigo;

pues para todas las fiestas

despojado y despejado

se asoma a su desvergüenza.

CLOTALDO (Aparte.

Éste es Clarín, el criado

de aquella, ¡ay cielos!, de aquella

que, tratante de desdichas,

pasó a Polonia mi afrenta.)

Clarín, ¿qué hay de nuevo?

CLARÍN

Hay,

señor, que tu gran clemencia

dispuesta a vengar agravios

de Rosaura, la aconseja

que tome su propio traje.

CLOTALDO

Y es bien, porque no parezca

liviandad.

CLARÍN

Hay que, mudando

su nombre y tomando, cuerda,

nombre de sobrina tuya,

hoy tanto honor se acrecienta

que dama en palacio ya

de la singular Estrella

vive.

CLOTALDO

Es bien que de una vez

tome su honor por mi cuenta.

CLARÍN

Hay que ella se está esperando

que ocasión y tiempo venga

en que vuelvas por su honor.

CLOTALDO

Prevención segura es ésa;

que al fin el tiempo ha de ser

quien haga esas diligencias.

CLARÍN

Hay que ella está regalada,

servida como una reina,

en fe de sobrina tuya.

Y hay que, viviendo con ella,

estoy yo muriendo de hambre,

y naide de mí se acuerda,

sin mirar que soy Clarín,

y que si el tal clarín suena,

podrá decir cuanto pasa

al Rey, a Astolfo y a Estrella;

porque clarín y crïado

son dos cosas que se llevan

con el secreto muy mal;

y podrá ser, si me deja

el silencio de su mano,

se cante por mí esta letra:

Clarín que rompe el albor

no suena mejor.

CLOTALDO

Tu queja está bien fundada;

yo satisfaré tu queja,

y en tanto sírveme a mí.

CLARÍN

Pues ya Segismundo llega.

(Salen músicos cantando, y criados, dando de vestir a SEGISMUNDO, que sale como asombrado.)