Peregrinación de Luz del Día, de Juan Bautista Alberdi

Tercera parte

IV

Conferencia pública de Luz del Día sobre el gobierno libre

"Señores y señoras:

"(Empezó ella como un viejo profesor es decir, sin exordio ni preámbulo)".

"El gobierno moderno de la América antes española trae su origen liberal de la revolución y de la guerra contra España que ocurrieron a principios del siglo XIX. Su origen, por tanto, fue su pecado original (un silbido).

"Por la razón de que la revolución y la guerra contra el Gobierno extranjero, que la dominaba desde Europa, produjo su independencia respecto de ese Gobierno, la revolución y la guerra fueron empleadas ulteriormente contra los malos gobiernos propios, siempre con la idea de producir el gobierno interior del país por el país, en que cono siste la libertad política moderna ('Y con razón', dijo un militar).

"¿Qué ha resultado de ello? Que si por la libertad exterior tuvimos quince años de guerra contra España con el éxito más completo, llevamos ya cuatro veces quince años de guerra civil, es decir, de guerra del país contra el país, o contra sus malos gobiernos propios, en busca de la libertad interior, sin haberla obtenido hasta ahora. (Tumulto y gritos de protesta).

"Y como esto hace prever que todavía pelearemos cuatro veces sesenta años, para no alcanzar tal vez la libertad interior deseada, vale la pena de que América se pregunte a sí misma: ¿qué diferencia existe entre la libertad exterior y la libertad interior, para lo que es su adquisición?, ¿y por qué razón la primera fue conquistada por la revolución y por la guerra, sin que la revolución ni la guerra nos hayan servido para producir hasta hoy la libertad interior? (Nuevas protestas)

"Para saber en qué difieren las dos grandes libertades, sepamos antes qué es la libertad en sí misma. Definirla y comprenderla, es andar la mitad del camino de su conquista. Este es el único estudio que no ha hecho hasta hoy la ciencia política de Sud-América, y si lo ha hecho, lo ha guardado y lo tiene inédito. (Risas irónicas).

"La libertad no es una mera idea, una linda abstracción, más o menos adorable. Es el hecho más práctico y elemental de la vida humana. Es tan prosaico y necesario como el pan. La libertad es la primera necesidad del hombre, porque consiste en el uso y gobierno de las facultades físicas y morales que ha recibido de la naturaleza para satisfacer las necesidades de su vida civilizada, que es la vida natural del hombre, por excelencia.

"La vida civilizada, es el 'fin'; la libertad, es el 'camino' de ese fin. Sin la libertad son inútiles los pies, las manos, los sentidos, la razón, la voluntad, los votos del hombre, pues la libertad es el libre uso de todo esto, es decir, el ejercicio de la vida misma. (Una voz: 'Eso no es definir la libertad').

"En este sentido, la libertad no es ni más ni menos que el gobierno expedito de sí mismo. Ser libre, es gobernarse a sí propio. La libertad es el mejor de los gobiernos, por esta razón palpable y natural: que como nadie es más amigo de sí mismo que uno mismo, nadie es mejor juez ni más fiel administrador de lo que interesa a su propia existencia que uno mismo.

"Esta manera de ver la libertad no es pura teoría. Es la manera práctica de entender y usar la libertad, que distingue a los pueblos más libres del mundo. Ella es el 'self-government' de los ingleses, y de sus descendientes los americanos del Norte. Tal es la libertad moderna, que es mil veces mejor entendida y practicada que lo fue la libertad antigua, de los griegos y romanos.

"Las más importantes consecuencias nacen naturalmente de esta manera simple de entenderla libertad.

"Si la 'libertad' es el 'gobierno' de sí mismos, la idea de libertad no es opuesta ni diferente de la idea de gobierno. Son, al contrario, dos ideas inseparables; o más que dos ideas, son un mismo hecho visto por dos aspectos. Donde el gobierno falta, la libertad está ausente; y recíprocamente, falta la libertad donde el gobierno es un mero nombre. La libertad y el gobierno son dos hechos, que se suponen mutuamente. Hablo de la libertad que es libertad y del gobierno que es gobierno. El gobierno es gobierno, únicamente cuando significa libertad, es decir, gobierno del país por el país. La libertad no es realmente libertad, sino cuando significa gobierno elegido por el país, y ejercido con la intervención continua del país. Si la libertad y el gobierno no se resuelven en estos hechos prácticos, son entonces palabras huecas, cuando mejor significan; o son máscaras que cubren hechos opuestos a lo que es gobierno, y a lo que es libertad. Gobierno, en este caso, quiere decir poder absoluto y despotismo; libertad, quiere decir licencia, anarquía, desorden. Los hechos más triviales de la vida confirman esta manera de apreciar la libertad en sus relaciones de coexistencia con el poder. La libertad se llama poder cuando el país la ejerce por conducto del gobierno; el 'poder' se llama 'libertad', cuando el país ejerce su gobierno directamente y sin delegación, lo cual sucede en gran número de casos. Tener poder de hacer algo, es sinónimo de ser libre de hacer algo.

"Cuando el gobierno es débil, inconsistente, nominal, la libertad es impotente, ineficaz, pura fantasmagoría. Esta es la razón porque los países realmente libres ven en su gobierno la personificación de su libertad y lo aman como a su libertad, porque, en realidad, es su libertad misma, vista bajo su verdadero aspecto.

"Así fue entendida la libertad interior por la revolución de América contra Europa. Para ella crear y constituir la libertad fue sinónimo de crear y constituir el gobierno de América por América. Dar a la América el gobierno interior y exterior de sí misma, fue equivalente a darla su libertad. (Una voz: ¿Verdades de Pedro Grullo')

"Pero la política de la Revolución americana perdió de vista un hecho inmenso, y es que no se crea ni constituye la libertad interior, o el gobierno interior del país por el país, por el mismo medio con que se produce y constituye la libertad exterior, o el gobierno del país ejercido con independencia de todo poder extranjero. La libertad exterior de una nación es la obra del mundo entero: es un hecho internacional, en que tiene parte el mundo de que la nación es miembro integrante; la libertad interior es la obra exclusiva de cada nación aisladamente.

"Cómo nace, cómo viene, cómo se adquiere y constituye el gobierno del país por el país (en lo cual consiste la libertad interior), es la cuestión más olvidada de los publicistas de Sud-América, desde el día en que quedó asegurada su independencia.

"Cada libertad tiene un modo peculiar de nacer y constituirse, y esta peculiaridad es de tal impotancia, que si se busca una libertad por el camino que conduce a otra, se pierde el tiempo sin encontrar ninguna de las dos. Así la distinción y división de las libertades es cuestión que interesa a su adquisición y conservación del modo más vital. La política que deja de hacer esta distinción, es como la náutica que no quiere distinguir el Norte del Sud. Sus derroteros serán como el de la mosca en el aire.

"En efecto, como difiere el Sud del Norte, así difiere la libertad interior de la libertad exterior, en Sud-América, para lo que es un adquisición.

"Las dos libertades, es verdad, forman un solo mundo; pero cada una es un polo de ese mundo.

"Cuando un país, lejos de ser gobernado por otro país extranjero, se gobierna por su propio pueblo, el país se dice ser, y es, independiente, y esa independencia constituye su libertad exterior. (Una voz: '¡Grande adivinanza!').

"Pero cuando lejos de obedecer a un gobierno extraño a su elección, aunque sea nativo de la tierra, el país es gobernado por gobernantes que le deben su elección, y que gobiernan con su intervención, el país entonces se dice ser y es, en realidad, país libre, porque posee y disfruta de su libertad interior, cuyo ejercicio constituye el gobierno del país por el país propiamente dicho.

"La libertad interior, según esto, que es toda o la principal libertad política de un país a quien nadie disputa su independencia, se define y es: 'el gobierno del país, por gobernantes elegidos por el país, que gobiernan con la intervención continua del país mismo, en la gestión de su mandato'. Esta delegación no excluye el gobierno del país por el país, pues en lo político como en lo civil, el que se gobierna por los agentes de su elección libre, puede decir que se gobierna por sí mismo.

"Si los gobernantes, en vez de ser elegidos por el país, se deben su elección a sí mismos (lo cual ocurre en las candidaturas oficiales); o, si elegidos por el país, gobiernan sin la intervención del país, el país entonces deja de ser libre, porque en realidad no se gobierna a sí mismo; es gobernado por otros, sin ingerencia suya, aunque esos otros pertenezcan al país mismo.

"¿Cuándo, en qué caso sucede esto?

"Un gobernante se debe a sí mismo su elección, en todas las ocasiones en que un país es incapaz de elegirlo; y tal gobernante gobierna sin la intervención del país, siempre que el país ignora el gobierno de sí mismo. Esta ignorancia es la razón de ser de toda usurpación del poder público.

"Como un país no puede existir sin gobierno alguno, ya sea propio o ya sea ajeno, cuando el país deja de formarlo, el gobierno se produce y se forma por sí mismo: el país que lo deja producirse lo legitima en cierto modo por su abstención equivalente a un asentimiento tácito: el gobierno es la obra de la necesidad de un orden cualquiera por irregular que sea.

"Luego es condición esencial del gobierno de sí mismo o de la libertad interior la inteligencia y la costumbre en el país, del ejercicio del gobierno de sí mismo.

"Cuando se dice que todo hombre es libre de gobernarse a sí mismo, se entiende que lo es a condición de saber gobernarse a sí mismo, de tener costumbre de ejercer y practicar ese saber.

"¿Cómo se adquiere esa costumbre?, ¿cómo se gana este saber?

"A esto se reduce todo el problema del establecimiento de un gobierno libre y de la libertad en Sud-América.

"Este problema es equivalente a este otro: ¿cómo formar y constituir el gobierno interior del país por el país en Sud-América?

"Porque declarar la libertad, no es constituirla. No se trata de declarar derechos que nadie niega; sino de constituir hechos, que nadie practica. No es cuestión de 'libertad escrita', es cuestión de 'libertad real'. La libertad que no es un 'acto', no es 'libertad': es una voz del diccionario de la lengua; un sonido que vive en el aire y muere en el aire."