Peregrinación de Luz del Día, de Juan Bautista Alberdi

Tercera parte

IX

Los Washington son hijos, no padres de la libertad

"Si la razón no bastase a demostrar la esterilidad de la guerra, como medio de crear la libertad interior, la historia lo probaría por los hechos repetidos en América, de 60 años a esta parte. Sesenta veces han sido derrocados los gobiernos erigidos por sí mismos, que eran un desmentido de la libertad del país; los 'libertadores' han sucedido a los 'libertadores', pero la libertad interior, es decir, el gobierno del país por el país, no se ha dejado ver ni existe todavía en Sud-América. (Rumores débiles y sordos)

"Existe el simulacro, la imagen, la ficción de la libertad, pero la libertad ficticia esa menudo máscara de la tiranía, es decir, del gobierno ejercido pos gobernantes de su propia hechura, que gobiernan sin la intervención del país, a causa de que el país ignora el gobierno de sí mismo.

"Así la tiranía no reside realmente en el tirano. La tiranía como la libertad está en el modo de ser del pueblo mismo. La tiranía es la causa, el tirano es el efecto; y así como Washington es el efecto de la libertad de su país, así el 'caudillo' de Sud-América es el efecto de la ausencia de la libertad de su país; es decir, de la incapacidad de su país para gobernarse a sí mismo. La tiranía es el gobierno nacido sin el país, conservado sin el país, ejercido sin el país.

"Esta tiranía, que es la tiranía moderna y democrática, en cuanto emana de una enfermedad del pueblo, difiere de la vieja tiranía de los reyes absolutos en que éstos se pretendían dueños del gobierno por derecho divino; mientras que el tirano moderno se guarda bien de pretenderse dueño del gobierno de que abusa. Reconociendo que el gobierno pertenece en propiedad al país, no se lo reconoce sino para desarmarlo mejor de esa razón de reivindicarlo. El se elige a sí mismo, pero cuidando de elegirse por medio del sufragio inconsciente del país, a quien hace sufragar como a un autómata. Si ese gobierno se aplaude y se defiende a sí mismo, lo hace por conducto de la prensa popular y de la opinión pública, falsificadas y contrahechas por los mil medios de influjo que le da la posesión del poder. Oprime al país, pero le oprime con el poder del país; y cuando ejerce la tiranía, no la ejerce jamás sino en nombre de la libertad. Esta táctica no es precisamente el resultado de un cálculo doloso; es el resultado natural de la falsa posición en que se encuentra todo el país declarado soberano de sí mismo, cuando carece de la inteligencia y costumbre del ejercicio de su soberanía.

"La libertad en sus manos es una máquina de que no sabe servirse. Quien se la maneja es el que conduce y gobierna al país, sin la intervención del país, bien entendido, y naturalmente sin ninguna ventaja para el país.

"Tal es la especie de libertad y de gobierno libre que la América antes española ha conseguido formar en sesenta años de guerras civiles, por la espada de sus libertadores inacabables."