Peregrinación de Luz del Día, de Juan Bautista Alberdi

Tercera parte

VII

Por qué la espada que produjo la libertad exterior es incapaz de producir la libertad interna

"Se me dirá tal vez: Si es un error atribuir a la espada americana la libertad, que es fruto de la civilización general ¿qué mal puede hacer a la verdad una hipótesis que interesa a la gloria de América? El mal que resulta siempre de sustituir la ilusión a la verdad, para la suerte de los hombres y de los pueblos.

"De aquel error natural de apreciación histórica nace desde luego el más grande obstáculo, que pueda encontrar el desarrollo de la libertad en Sud América, y es este: que la ilusión de que la guerra ha producido la libertad exterior, hace creer a los guerreros y al país mismo que la libertad interior puede ser conquistada por los mismos guerreros y por la misma guerra; y que puede haber libertadores en la guerra interior, o del país contra el país, como los hubo en la guerra exterior o del país contra España, para producir su independencia o libertad exterior.

"Tan lejos está todo de ser cierto, que nada es más capaz de privar de su gloria real a los mismos que la ganaron en la guerra exterior o de la independencia, que su participación en la guerra interior o del país contra sí mismo, por la razón muy simple de que si, en esta guerra, es vencedor el país, en cierto modo nadie sino el mismo país es el derrotado y vencido.

"Esta verdad recibe su confirmación completa del ejemplo que nos ofrecen los mismos generales tenidos por 'Libertadores de América'. Caídos en ese error, no bien concluida la guerra contra España, Bolívar y San Martín se pusieron a la cabeza de movimientos o evoluciones de la política interior, con el objeto de fundar por la espada la libertad doméstica o el gobierno del país por el país. El mal éxito no tardó en probarles su error, pues en esa aplicación doméstica y fratricida de sus armas perdieron la mitad de su gloria, que habían ganado combatiendo para fundar la libertad exterior.

"¿Qué motivo los precipitó en ese error: la ambición de suceder al poder español, en los puestos del gobierno doméstico? Yo no lo creo. Fue su ignorancia natural y concebible de las condiciones de la libertad interior. Se pusieron a construir una máquina de que no tenían idea. Ninguno de ellos conocía prácticamente la libertad interior o el gobierno del país por el país. Se habían educado en España, bajo el despotismo más absoluto y más disputado, y no conocían más gobierno interior que el gobierno personal que los reyes absolutos pretendían tener de Dios mismo, y que ejercían sobre el país, sin la más remota participación del país en su gestión. Ellos entendían la libertad de la patria como la había entendido siempre España: consistía toda en no ser gobernados por los moros, ni por los franceses; en la simple independencia respecto del extranjero: la libertad exterior del país en una palabra. No estuvieron Washington, Jefferson, Franklin, en ese caso. Cuando ellos se ocuparon de organizar la libertad interior de los Estados Unidos, manejaron lo que ya conocían, lo que habían practicado y visto practicar en la madre patria, y en la misma patria americana, desde el principio de su existencia. Washington no fue el autor y padre de la libertad de su país; fue, al revés, el hijo y el producto de esa libertad, pues un país no es libre ni capaz del gobierno de sí mismo cuando necesita que su gobierno delegado delegue en él la autoridad que a él, como poder soberano, le toca delegar.

"En segundo lugar, Bolívar y San Martín desconocieron la razón a causa por la cual dejaba de existir la libertad interior en la América, que nunca se gobernó a sí misma. Si la hubiesen conocido no hubieran empleado vanamente su poder militar en remover esa causa inmaterial. Habrían envainado su espada, como Washington, desde que se trataba de dar a su país la inteligencia y la costumbre del gobierno interior de sí propio, en que consiste la libertad moderna, porque esa inteligencia y esa costumbre sólo pueden ser dadas por la educación y la instrucción en la práctica del gobierno libre, y nunca por la acción de la espada.

"Lejos de eso, ellos hicieron valer su prestigio real en la segunda faz de su vida militar, para crear por su ejemplo la escuela de caudillos, que han pretendido más tarde ser los libertadores de su país, cada vez que destruían por la espada el poder existente, que naturalmente debía ser opresor, por las causas que sobrevivían a su caída. A ejemplo de sus jefes y modelos, casi no hubo después uno solo de esos caudillos que no hubiese sido soldado de la guerra de la Independencia o de la libertad exterior del país contra España: Güemes, Artigas, Francia, Aldao, Quiroga, Ibarra, Bustos, fueron soldados de Belgrano y San Martín, caídos en el error de sus jefes de querer fundar la autoridad moderna, por la espada con que habían conquistado la libertad exterior. La libertad que intentaron fundar les debió más bien su anonadamiento, porque sustituyendo su gobierno personal a gobierno del país, y gobernando sin la intervención del país, su gobierno, lejos de ser la libertad en acción, fue su negación en realidad."