Curso Filosófico, de Juan Crisóstomo Lafinur

LECCIÓN PRIMERA

Del discurso y de los varios géneros de argumentación

Así como todo juicio supone ideas, así también todo discurso supone juicio. El discurso consiste en inferir y proceder á juicios desconocidos, de los ya formados y conocidos.

Este modo de raciocinar lo enseña la naturaleza: los mas rústicos cuando quieren convencer de la verdad de algún juicio, hacen comparación con otro cuya verdad es conocida, y si no siempre son felices en la elección de las comparaciones, prueban al menos que comprenden lo que es necesario para darse á entender.

Varias son las formas del raciocinio. La primera es el silogismo que consta de tres proposiciones: una de las dos primeras o premisas se llama mayor; la otra, menor, y la tercera consecuencia. Esplicaremos el fundamento de esta argumentación q. consiste en tres cosas. Primero, tomar una cosa ejemplar de cosa conocida, y esta servirá de una premisa; segundo, ver si otra, q. se le aplique conviene con ella para tirar la otra premisa, y por último, esprimir en la consecuencia esta conformidad del objeto con la idea ejemplar. Se nos ofrece probar, por ejemplo, que Pedro es animal; buscamos en esta idea animal la conveniencia que tenga con Pedro, y después que la encontramos, v. g. en el movimiento, espresamos la conformidad de estas dos ideas diciendo:

Todo ser que se mueve es animal

Pedro se mueve

Luego es animal

El silogismo es una forma de argumentar delicadísima y está sujeto á mil reglas q. hemos juzgado oportuno suprimir; pues todas se reducen á recomendar la conformidad del sugeto con la idea ejemplar en las premisas; todo silogismo á que falte esta conformidad será vicioso.

El entimema es un silogismo imperfecto en el que se suprime alguna de las premisas por ser claramente conocida: v. g.

La comedia pervierte el corazón,

Luego es dañosa.

Aquí se ha suprimido -todo lo que pervierte el corazón es dañoso- con lo cual hubiera sido un silogismo perfecto.

El dilema es un argumento q. ataca por dos extremos, de tal modo formados que tenga igual fuerza por cualquiera de ellos á que quiera prestarse contrario.

Un sabio de la antigüedad se defendía de obtener empleos públicos en su patria con el siguiente dilema:

O hé de gobernar bien ó mal.

Si lo primero, me acarrearé enemigos.

Si lo segundo, desagrado á los Dioses.

Luego de ningún modo debo tomar parte en los negocios públicos.

El argumento de parificación es un raciocinio fundado en la semejanza de dos cosas; v. g.

No hai para los seres físicos mas q. una sola lei.

Luego no hai para los hombres mas q. una sola lei.

Esta forma de argumentación puede reducirse á Ia analogía q. es un argumento en que se procede á semejanza ó identidad de las causas por la semejanza ó identidad de los efectos.

Séanos un ejemplo la valiente espresión del senador Gregoire, actual obispo de Blois: Son los reyes en orden moral, lo que los monstruos en el orden natural: su historia es el martirologio de las naciones.

La inducción se emplea cuando se procede de las partes al todo, de los efectos á las causas, de los particulares á los universales; v. g.:

El aire es grave, el leño es grave, la piedra es grave

Luego todo cuerpo es grave.

Sorites es una argumentación que consta de las proposiciones que se le quieran dar, tiradas de modo q. se hallen sucediéndose y llamando unas á las otras.

Pondremos por ejemplo el sorites de Cicarso de Caví, colegial de París:

La Europa es lo mejor del mundo.

La Francia es lo mejor de la Europa.

París es lo mejor de la Francia.

Mi casa es lo mejor de París.

Yo soi lo mejor de mi casa Luego yo soi lo mejor del mundo.

Con otro sorites se suele probar que los ricos son pobres diciendo de este modo:

Todo rico es ambicioso

Todo ambicioso desea muchas cosas

El que desea muchas cosas necesita muchas cosas.

El q. necesita muchas cosas es pobre

Luego todo rico es pobre.