Peregrinación de Luz del Día, de Juan Bautista Alberdi
Primera parte
XIX
Los dos poderes o la Verdad y la Mentira
-¡Pero es insultar la América, decir que ella hace de la verdad un crimen! -observa Luz del Día.
-Distingamos -dice Tartufo-: ella no condena la Verdad legítima y democrática, que es la hecha por el legislador y por el pueblo, sino la verdad verdadera, la que quiere imponerse al pueblo soberano en nombre de su orgullo de ley divina o natural. De esta verdad no necesita porque es la única que la embaraza. Le basta con la verdad que cada uno se fabrica para su uso especial. Esta verdad de propia fabricación y de uso especial, no falta a nadie. No hay un solo hombre aquí que no sea un adorador y un apóstol furioso de la verdad, con tal que sea la verdad de su hechura y de su servicio. ¡Luz del Día habla de protestar! ¿en nombre de quién?
-De la Verdad -dice ella misma.
-Pero ¿dónde está, cuál es, quién la conoce?
-¿A mí me lo pregunta Tartufo?
-Yo sé bien que Luz del Día es la Verdad en incógnito. Pero, ¿por qué está de incógnito? porque se ha visto perseguida en Europa. Pues en América bastaría que se diese a conocer para verse objeto de universal horror.
-¿Habrá quién ataque de frente a la Verdad? -pregunta ella.
-De frente no, pero de flanco, sí. ¿Sabe la Verdad en nombre de quién sería exterminada? En el nombre mismo de la Verdad. ¿Cómo en qué calidad seria exterminada? Como la Mentira en persona. ¿Es nueva esta historia? No tiene sino 1870 años. Desde la ejecución de la Verdad en nombre de la Verdad hecha en el "Calvario", los hombres no han dejado de ser los mismos. ¿Contra quién protestaría Luz del Día?
-¡Contra la Mentira! -responde ella.
-Pero ¿dónde está la Mentira, cuál es, quién la conoce? Aquí todo el mundo aborrece la mentira, a condición de practicarla como verdad. Luz del Día protestaría en el hecho contra sí misma; su protesta sería su suicidio. Sería exterminada no como la Verdad, sino como la Mentira. ¿Por qué conducto, por qué órgano intermediario, harta Luz del Día esa protesta?
-Por el órgano de la prensa, que es la luz de los pueblos, la espada de la Verdad -dice ella envanecida.
-¡La prensa! Ella tiene por objeto ocultar la Verdad; los periódicos son publicados para evitar la publicidad, para oscurecer los hechos. Son los enemigos naturales de la Verdad y de su luz, porque la Verdad los apaga como la luz del día aniquila a la luz de la vela. La prensa es como esos teatros hechos para dar espectáculos diurnos con luz artificial: todo su objeto es evitar que penetre la luz del día, para que no extinga a la luz escénica o luz del arte. Cada periódico hace su luz a su modo, y según sus miras: cada luz es de distinto color: cada color tiene por objeto sustraer su idea a la luz del día. La luz del día es el enemigo común de todas estas luces de la noche, semejantes al gas, a la luna, a la luciérnaga, al relámpago, que alumbran en la oscuridad de la noche solamente.
"Cuando la luz de la prensa no es como la luz de la noche, es como la luz pintada, que también es luz del día, en el sentido que sólo de día se ven las pinturas. Pues como los pintores, los periodistas hacen su luz con sombras. Su luz es una luz, pero luz pintada; imagen y retrato de la luz viva, pero luz muerta. Es alumbrada, en vez de alumbrar."