Peregrinación de Luz del Día, de Juan Bautista Alberdi

Segunda parte

III

Noticias sobre Fígaro y don Juan Tenorio

"Más fácil, dice Tartufo, sería dar con Fígaro y con don Juan Tenorio, para lo que es tratar gentes amables y galantes. Pero Luz del Día ni me ha preguntado por ellos, dice Tartufo."

-Es que de pillos estoy atosigada -respondió ella- ni tampoco es mi ánimo ver toda entera a la España establecida en América. Por lo que llevo visto, estoy convencida de que para encontrar tales tipos, no es necesario buscarlos; ellos mismos le salen al encuentro al que desea evitarlos.

-En efecto -dice Tartufo- los Tenorios no hacen papel en América, y la primera razón de ello es que son multitud. Aquí don Juan, no sería ya don Juan, sino simplemente Juan, igual en todo a miles de otros Juanes, pero todos con los mismos derechos contra las doncellas, que se daba el héroe de la leyenda española. Haciéndose multitud, el héroe ha descendido más todavía en el nivel y tono de sus hazañas. La seducción baja y sin brillo; sin lances, sin peligros, sin arte, hipócrita y aleve, que hace sus robos al favor de la amistad empleada como llave falsa, para abrirse las puertas más sagradas del santuario doméstico: tal es el Tenorio bastardeado por la influencia de la vida americana y de la democracia en particular.

"Todos los Tenorios, se tratan unos a otros como iguales; es decir, que cada uno trata a los otros como será tratado él mismo a su turno. Cada uno a su turno es verdugo y víctima. La mitad primera de su vida es empleada en afrentar a sus mayores; la segunda mitad en ser escarnio de los más jóvenes. La familia se vuelve en melodrama, en vez de ser la escuela del orden social. Tal vida puede ser divertida; pero la diversión es la del festín del Convidado de Piedra, de que los don Juan de toda especie deben guardar memoria."

-Llega uno a dudar de que sea Tartufo el que pronuncia esas palabras -dice para sí misma Luz del Día. -Pero, ¿sería Tartufo si no hablase así?