Peregrinación de Luz del Día, de Juan Bautista Alberdi

Tercera parte

X

El poeta y el soldado son los amigos más peligrosos de la libertad

"Bien pueden estos ser sinceros cuando pretenden creer que bastará derrocar por la espada al gobierno usurpador, para dejar establecido el verdadero gobierno del pueblo por el pueblo; lo que hará siempre dudar de su sinceridad, es que las más veces son los mismos libertadores los que toman en sus manos el poder que pretenden reivindicar en nombre del pueblo y para el pueblo, siendo en realidad el pueblo el único que sigue privado de la posesión de su gobierno, después de tantas veces libertado y después de poseer tantos libertadores, como gobiernos se han derrocado unos a otros, desde 1810.

"Los libertadores son siempre guerreros victoriosos. Los soldados del vencedor y sus secuaces son naturalmente 'liberales'. El que vence, no puede dejar de ser libertador en este sentido, que ha libertado al país del gobierno vencido (siempre digno de su caída cuando cae).

"Por regla general, en Sud-América, todo libertador es militar. No hay libertador civil ni político, y la razón de ello es que la espada es el solo instrumento conocido de la libertad en Sud-América. Se diría que la sola libertad aquí conocida es la 'libertad militar', es decir, la libertad del sable. Tal libertad es la digna hija de su madre, la espada: hija de la fuerza, su temperamento es la violencia. La fuerza convertida en libertad es la tiranía. La tiranía no es sino la libertad concentrada en uno solo: un monopolio de la libertad.

"Después de los libertadores, los poetas son los amigos más peligrosos de la libertad en Sud-América.

"Platón, que entendía de libertad como de poesía, (pues era ciudadano de la libre Atenas), quería que los poetas fueran desterrados de su república: excelente pensamiento con tal que el soldado que custodia al desterrado hasta la frontera quede con él fuera del país.

"El poeta y el soldado son malos amigos de la república porque no entienden la libertad que adoran, en el sentido prosaico, en que es tan necesaria y prosaica como el pan. El que es poeta y soldado a la vez, tiene dos motivos de ignorar la libertad.

"¿Qué es la libertad para el poeta? Es el estado del hombre preso a quien quitan los grillos y sacan de la cárcel. ¿Qué es la esclavitud para él? Es el estado de un hombre puesto en prisión con grillos y cadenas.

"De ese modo de entender la libertad y la esclavitud, es correlativa la idea de que la espada puede tronchar sus cadenas y dar libertad al esclavo. El poeta no tiene ideas sino imágenes. Lo que no tiene cuerpo no existe a sus ojos; y como la libertad es un hecho moral, que no tiene color ni figura física, ella es invisible para el poeta en su verdadera esencia.

"Así el poeta ignora que los fierros del esclavo no son los que están en sus pies, sino los que brillan en su pecho en forma de cruces y medallas. Las cruces son los grillos del alma; son cadenas de oro que pesan sobre sus alas y estorban su vuelo. Mendigadas las más veces, dan a sus portadores el aire de pordioseros del honor. La jaula es para el águila libre, no para el carnero, que es más esclavo cuanto menos encerrado.