Peregrinación de Luz del Día, de Juan Bautista Alberdi

Primera parte

XVI

Otras ocupaciones de Tartufo en América

En una nueva conversación tenida entre Tartufo y Luz del Día, preguntó esta última a su interlocutor: Qué motivos había tenido él para ocuparse de "finanzas" y de crédito, con preferencia a otros trabajos más vecinos de la moral y de la religión.

-Muchos que usted misma conoce -repuso Tartufo-. Desde luego, porque las finanzas son el poder por excelencia, y yo he buscado siempre el poder material y temporal del dinero, convencido como estoy de que el poder espiritual no existe, y no hay más medio de sustentarlo, aunque artificialmente, que el del poder temporal del oro, o para hablar con más pudor, del papel-moneda. Reducidos a la posición de los judíos, por el despojo de nuestros bienes, hemos hecho como ellos: nos hemos dado al cultivo y explotación del crédito.

"El crédito no sólo tiene la ventaja de traer el dinero a nuestras manos, sino lo que es más precioso, el dinero de los otros, el dinero ajeno, para gozarlo como propio, sin incurrir en los riesgos y peligros que corren los ladrones. El crédito, a la inversa del robo, consiste en disponer de lo ajeno, con la voluntad de su dueño. Crear en el dueño la voluntad de dejarle a usted gastar su dinero, es el talento y el arte del financista. Nada más fácil que esto para el que conoce las ilusiones de la avaricia, es decir del capitalista.

"El avaro es el creyente de los creyentes. No cree en Dios, pero cree en el dinero, y en todo lo que le promete dinero. Así, el arte de prometer, es todo el arte de vaciar los bolsillos de los avaros, y como no hay quien no ame el dinero y sus ventajas, todos son como los avaros en credulidad.

"El crédito, es la credulidad, la fe, la esperanza, no la caridad. La caridad a menudo es el escollo del crédito. El corazón que no es una caja de fierro, no es el corazón de un financista: es un buque agujereado, que se llenará de agua por los agujeros, y se irá a pique. Los agujeros, son los sentimientos y los escrúpulos de conciencia. La única caridad financista, es la caridad productiva, o reproductiva, pues si la caridad enriquece al mendigo, a menudo produce al filántropo, que sabe parecerlo, cuidando de no serlo".

-¿En qué sentido -pregunta Luz del Día - el dinero es el poder y el gobierno?

-Decir que tener dinero, es tener ejército, armamento, escuadra, víveres, es un lugar común que conocen hasta los niños. Pero lo que no todos saben, es que el dinero es el poder legítimo, la autoridad moral, porque con él se compra la obediencia, el respeto, el sufragio, las simpatías, las opiniones, las creencias, la fe, la esperanza, es decir, el mismo dinero.

"Decir que el poder es el principal instrumento de ganancia y de riqueza, es otra vulgaridad trivial a fuerza de ser una verdad conocida. Pero el poder, además, da ciencia, sabiduría, juventud, belleza, títulos, condecoraciones, prestigio, admiración, opinión y concepto. He aquí por qué he buscado el poder material o temporal como medio de ejercer el poder espiritual, siempre por el camino de las creencias materiales, naturalmente, ya que las creencia religiosas disminuyen. El hombre vive de la creencia, y todo poder que descansa en la creencia, es irresistible para el hombre. Lo que importa es estudiar y conocer la creencia. El hombre no cree sino en sí mismo; él es su Dios, su culto, su templo, su Iglesia. Es preciso ser de su religión, para poseerlo y gobernarlo; es decir, pertenecerle, ser suyo, y no de uno mismo; porque cada hombre cree que el mundo ha sido formado para él. Cuando digo 'ser', quiero decir 'parecer', porque el que se abniega hasta convertirse en su semejante, corre el riesgo de ser 'cristiano', es decir pobre, impotente, lo contrario de judío o banquero, hablando económicamente."

-¿A ver un caso práctico -pregunta Luz del Día- del método que Tartufo sigue para encontrar prestamistas de grandes caudales?

-Desde luego -prosigue él- hago un secreto impenetrable del destino que ha de recibir el dinero que tomo prestado, que no es otro, que el de servir el interés medio general, en que está virtualmente ubicado el mío propio, como usted lo sabe bien.

"A este interés oculto, le pongo un nombre y un traje, capaces por su magia de deslumbrar los ojos del prestamista, hasta hacerle creer que en realidad atesora, cuando en realidad disipa. Ese nombre es el de 'trabajo de utilidad pública', o sea, 'muelles', 'puertos', 'puentes', 'ferrocarriles', 'canales', 'acueductos', 'diques' y 'telégrafos'. Prestar para estas cosas, no es prestar; es colocar, guardar, asegurar su dinero en un cofre mágico, que tiene la virtud de restituir dobles los caudales que recibe simples.

"Para alimentar esta credulidad y esta creencia de los prestamistas, que son vetas reales de plata pura, tengo mi sacerdocio y mi cátedra, que son los escritores y la prensa. La prensa es un criadero de plata, en el sentido que ella forma y mantiene la creencia del prestamista. La prensa hace atmósfera, hace luz, hace horizonte, hace mirajes de aguas abundantes en arenales secos; hace perspectivas, que dejan a gran distancia los cuentos de las "Mil y una noches". Tiene una literatura, una poesía, una retórica metálicas y monetarias, por decirlo así, porque sirven para hacer moneda.

"Esta poesía vive naturalmente bajo el incógnito prosaico y severo de los números; y su 'folletín' se llama 'Stock Exchange', 'Money Market'. Su incógnito es tan esencial, que acusaría de calumnia al que llamase por su nombre literario de 'poesía' o de 'novela'. Para el que cree y espera, ¿qué importa la realidad? La felicidad de este mundo, no está en la realidad, está en la creencia; no está en ser feliz, sino en que lo crean a uno feliz."