Peregrinación de Luz del Día, de Juan Bautista Alberdi

Segunda parte

VII

Quijotanía, o la colonización socialista en Sud-América

-Es bueno no olvidar que todo europeo que pasa a la América, se hace más libre de espíritu, adquiere mejor idea de sí, se da más valor a sí mismo, y muchas veces hasta se hace vano y fatuo. Don Quijote no podía escapar a esa ley. La América lo ha hecho más loco en el sentido de su ambición y presunción característica. Su locura ha cambiado de tema, pero no de naturaleza. En vez de ser el Quijote de la Mancha, ha sido el Quijote de la Patagonia; es decir, que el vuelo de su fantasía no ha reconocido límites, desde que se ha visto en aquel mundo favorito de los ensayos temerarios, de los experimentos fantásticos, donde todas las utopías se ponen a la prueba, y donde los más cuerdos se vuelven un poco Don Quijotes.

"Instalado en América como no estuvo jamás en Europa, propietario de una estancia comparativamente grande, poblada, como de ordinario se ve allí, de miles de animales útiles de toda clase, caballos, ovejas, vacas, aves, perros, regulares habitaciones despreocupado de todo cuidado sobre los medios de vivir, y de vivir cómodamente; disponiendo ampliamente de su tiempo, Don Quijote se ha dado a las lecturas más variadas. No hay libro moderno, no hay doctrina social, ni teoría política, ni descubrimiento científico, cuya noticia haya escapado a su curiosidad ambiciosa. De todo ello se ha hecho una ensalada, en su cabeza insegura y fantástica, y la consecuencia natural ha sido la misma de que en Europa ya fue víctima. Las lecturas le han trastornado la cabeza y le han precipitado en empresas y proyectos al lado de los cuales son sensatos los de su vida en Europa. Citaremos, entre otros, al que por su carácter político y social, hace hoy la diversión del público de América. Como no hay propiamente cuestión social en América, ni motivo de que exista, todo hasta el 'mormonismo', en innovaciones sociales, es mirado, como simple curiosidad y dejado a su libre e inofensivo desarrollo. Así Don Quijote ha podido conducir su empresa con entera libertad, hasta el día en que ha tropezado en el terreno, siempre escabroso, de la politica militante, y caído en las garras de la justicia criminal, que es la justicia de los tigres, como lo veremos al fin del episodio."