Peregrinación de Luz del Día, de Juan Bautista Alberdi

Segunda parte

XXVI

Disposiciones generales que interesan al orden público

"Art. 11 y último. La mar de "Quijotanía" se tendrá en sus límites y la tierra en los suyos. El fierro seguirá siendo más pesado que la tierra, la tierra que el agua, el agua que el aire, el aire que el vapor. La tierra de "Quijotanía" se abstendrá de cambiar de latitud y longitud y conservará, en virtud de lo dispuesto en este Código, su clima, su horizontalidad, su desnudez, su avidez, su pobreza.

Pero, señor Gobernador -interrumpe el secretario- ¿por qué no aprovechar de la feliz ocasión que presenta la sanción de este Código para dotar a esta tierra de algunos cerros y elevaciones, que quiebren su monotonía, den corrientes a sus aguas muertas, y bellos arbolados a la desnudez de sus llanuras?

-Porque eso sería empobrecerla en vez de enriquecerla -dice don Quijote-. Con el suelo sucede lo que con el hombre. "Quijotanía" será un día el país más rico y opulento de la América del Sud, precisamente porque la naturaleza ha negado a su suelo esa riqueza espontánea e increada, que sólo sirve para engendrar al ocioso, es decir, al pobre, al atrasado, al bárbaro. Los destinos de "Quijotanía" están previstos en la historia de la Prusia, de la Holanda, de la Inglaterra, de la América del Norte, países que han debido lo que son en laboriosidad y progreso a la ingratitud del suelo que les tocó por morada desde la cuna. Los países que nacen ricos son como los animales que nacen vestidos: se quedan animales, porque no necesitan inventar el medio de vestirse. El hombre no es el soberano de la tierra, sino porque nace desnudo, desarmado, ininteligente, iletrado, impotente, y así queda muchos años de su vida.

"Finalmente, el código no cambiará el suelo de 'Quijotanía', por otra razón no menos plausible, y es que aunque decretase su cambio, se quedaría el mismo que es hoy. Ya se ha dicho que todo el poder de la ley consiste en dejar las cosas como están: la ley sanciona lo que es, y nada más."

-Entonces -dice el gallego- las leyes son inútiles.

-Que sí -replica don Quijote-, pues sin ellas el soberano no tendría qué hacer ni en qué ocuparse, ni motivo de ganar emolumentos, ni razón de ser su gobierno.

"El Código civil de la creación está hecho, y está en ejercicio, pero no está escrito ni promulgado.

"Este es el papel del Vice-Creador, es decir, del soberano. El legislador es un augusto copista, cuando legisla de buena fe; es un plagiario cuando se pretende autor."